No todas las metas son bendecidas por Dios, nuestras metas deben honrar a Dios, deben estar alineadas con la voluntad de Dios, nuestras metas deben ser claras y medibles y nuestras metas deben tener fe.
No todas las metas son bendecidas por Dios, nuestras metas deben honrar a Dios, deben estar alineadas con la voluntad de Dios, nuestras metas deben ser claras y medibles y nuestras metas deben tener fe.